''Es la primera vez en mi vida que siento
el deseo y la necesidad
de compartir todo con una mujer,
y esa mujer eres tú.
¿Quieres casarte conmigo?''
Empecé a llorar y me sentí la mujer más feliz del mundo y claro, ¡Por supuesto que quiero! Cogí la carta y salí corriendo hacia la puerta de casa para ir a buscar a Pedro y darle el sí quiero, pero al abrir la puerta, estaba él de rodillas con una alianza en la mano y una sonrisa de oreja a oreja.
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